El problema surge cuando hay que interpretar todos esos datos que se han conseguido mediante el estudio y la lectura, porque tiene especial relevancia en esto el historial de quien lo hace. Alguien que no haya entregado su alma al diablo sabrá ver todo el mérito del autor del Quijote.
Pero yo hablaré ahora de Alfonso Martínez Díez, el dueño de Ediciones del Orto, que es la editorial con la que contraté verbalmente la publicación de un libro, que en mis conversaciones telefónicas con él siempre me estaba hablando de la importancia del ISBN, y luego pude comprobar que ni siquiera había dado de alta mi libro. O sea, que me estuvo engañando y riéndose de mí. Eso es no haber entendido a Cervantes, pese a saber todo de él. Tuve que pagarle previamente para que mandara imprimir los ejemplares que le solicitaba. Para la presentación en Madrid me impuso la librería Áurea, que es en la que vende sus cosas. Los libros que llevó para la presentación eran míos. Los había pagado a precio de oro, pero luego la librería le liquidó a él, y se quedó el dinero. También me incluyó en la Agenda Homérica, me mandó la versión digital y me informó de que si quería la impresa en papel le tenía que pagar 20 euros, cosa que hice, porque estaba lejos de imaginarme que es un sinvergüenza. Tampoco lo he recibido, claro. Después de que lo denuncié por estafa, me ha vuelto a incluir en la Agenda Homérica de este año y con toda su cara dura me dijo que si deseo la versión impresa que le pague 20 euros. Le respondí que no he recibido aún la del año pasado y que cultivo la ingenuidad mientras me resulta posible.
Estudian a Cervantes, a Homero, etcétera, y luego todos esos datos que se meten en la cabeza no los saben aprovechar.
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