El Levante U.D. jugaba en el campo de Vallejo y sus seguidores llevaban años soñando con el ascenso a primera división, en la que estaba cómodamente instalado el Valencia C.F.
En la calle del Poeta Bodría había una palmera y a sus pies apareció un gato muerto y en el árbol un cartel con la leyenda: «cuando el gato suba a la palmera el Levante subirá a primera».
No tardó muchos años en subir a primera, lo ha hecho varias veces, y lógicamente ha tenido que bajar tantas veces como ha subido. Actualmente, está en segunda y tiene posibilidades de subir a primera. No sé si lo podrá conseguir, entre otras cosas porque no sigo el fútbol de cerca. Parece más claro el descenso del Valencia a segunda. Son muchos los que lo dan por hecho.
El Valencia C.F. se ha ganado a pulso la situación que vive. He de añadir que no sigo el fútbol de cerca porque el deporte profesional ya es negocio. Los deportistas exprimen sus físicos de una manera que no sé si será sana. Vuelvo a referirme al Valencia C.F. Los socios vendieron sus acciones a Paco Roig para ganar unos céntimos. Cuando a raíz de esto el club ya se iba a pique, esos mismos que vendieron las acciones le exigían a Bancaja que perdonara la deuda. Algo se vería obligada a perdonar. En España siempre son los contribuyentes quienes pagan los desmanes de la gente que tiene poder, pero no responsabilidad.
Las acciones fueron de mano en mano, o sea, de un irresponsable a otro, hasta acabar en las del filipino. ¡Qué vista tuvieron los encargados de vender! Hay muchos movimientos pretendidamente destinados a comprárselas, pero que nunca se materializan, y esto es un dato.
El Valencia C.F. bajará a segunda, y luego quizá a tercera, y es posible que el Levante U.D. mientras se asiente en primera. Sobre todo porque en esas circunstancias conseguirá grandes taquillas.
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