Se ha instalado la decepción en Venezuela y es lógico, porque a nadie le gusta vivir bajo bota de un sujeto sanguinario. A estas alturas deben de ser muchos los que estén deseando fugarse del país. De cualquier modo, el partido no se ha terminado aún. Han cambiado muchas cosas en estos últimos meses.
Gracias a María Corina Machado, todo el mundo sabe que Maduro es un asesino y un torturador. Se ha quedado solo con Nicaragua y Cuba. De hecho, es con estas dos naciones con las que afirma que está configurando un ejército por si es atacado. ¡Cuánto miedo tiene! Pero los militares de Venezuela votaron mayoritariamente a favor de Corina en las elecciones. Y saben que serán juzgados junto con Maduro si persisten a las órdenes de éste.
Antes de las elecciones, el dictador caribeño tenía muchos más apoyos que en la actualidad. Los ha ido perdiendo paso a paso, salvo algún que otro despistado, como es el palmario caso de Sánchez, el Felón, que en su torpeza es incapaz de hacer proyecciones, lo suyo es el asalto por las bravas al orden legal, el abuso de información privilegiada para perjudicar a sus contrarios, el sometimiento de sus subordinados hasta ponerlos al margen de la ley. ¿Hasta dónde va a llegar? Pues hasta dónde se le permita. No parece que el PSOE esté dispuesto a pararle los pies. Bien, pues el Felón se quedó fuera, porque no fue capaz de comprender la gran valía de Corina. Otros muchos sí que lo hemos visto.
Pues así están las cosas. Corina le ha ganado el terreno a Maduro. Lo ha dejado solo, a la intemperie. Ahora veremos lo que tardan los soldados venezolanos en darse cuenta de que la suya es una causa perdida y que puestos ante un tribunal penal internacional pueden ser condenados a penas de cárcel muy graves.
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