Se pone en huelga de hambre un maldito etarra y enseguida ocupa las portadas de los medios y hasta hay obispos que se preocupan, averiguan su teléfono y le llaman para rogarle que la deje. Inicia también una huelga de hambre una bellísima persona, encarcelada injustamente, y no es noticia. Vivimos tiempos en los que se habla de aldea global con total propiedad. El hecho de que Sandra viva en Ecuador no quita dramatismo a la situación, ni es suficiente motivo para que el desinterés sea general. Fue la presión internacional la que logró salvar de la lapidación a más de una mujer. No se puede ser solidario unas veces sí y otras no. Quien es solidario lo es siempre y es precisamente la incomodidad, o más directamente, la rebelión ante la injusticia lo que pone de manifiesto la calidad humana de cada uno. Vivir cómodamente y cuidar del lugar en la manada es conformarse con nuestra primigenia condición animal. Averiguar los motivos por los que está encarcelada, sin conformarse a primera vista con la explicación oficial es fácil, todo está aquí, en el sitio de Marina Parés.
No resulta nuevo saber que el poder es igual en todas partes y quien no se resigna a sus designios sufre sus iras. Quienes aspiran a un mundo mejor no deben dejar pasar ninguna oportunidad para protestar contra dicho proceder. No se debe dejar a solas a quien lucha contra la arbitrariedad.
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