lunes, 29 de enero de 2007

Una silla llamada paz

La palabra paz está muy de moda últimamente. Pero creo que los políticos que la usan deberían delimitar exactamente que es lo que entienden por paz. Yo tengo la buena costumbre de leer el blog elcolordelcristal y por él he sabido que hay una silla que se llama exactamente así y que no está nada mal. Podrían los políticos sentarse en sillas como esa en una reunión y definir el concepto de cada uno de la palabreja de marras, cosa en la que quizá logren ponerse de acuerdo. Una vez logrado ese objetivo podrían marcar los modos de llegar a él. Por este lado ya podrían llegar las discrepancias y entonces sería bueno que cada político señalara hasta qué punto y en qué condiciones estaría de acuerdo en acompañar al gobierno. Establecido este punto, cada partido puede volver a sus cosas. Este asunto no debería usarse electoralmente. Sólo si el gobierno diera algún paso ilegal que pudiera demostrarse, deberían mostrar los demás públicamente su desacuerdo.
Por su parte, los etarras planeaban un atentado en Valencia, para hacer ver al gobierno que tienen capacidad de matar. Quieren contrapartidas a cambio de dejar de hacer lo que les gusta. Otros etarras asaltaron la tumba de Gregorio Ordóñez. Con los etarras no vale lo de la silla. Ellos en una rama, cuanto más alta mejor. Acaso Arzallus prefiriera que estuvieran en un nogal, por aquello del vareo de las nueces. Pero la mejor solución consistiría en meterlos en jaulas y poner un cartel que rezara: Homínido del cuaternario. No me extrañaría que los nacionalistas fueran a observarlos con devoción
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1 comentario:

María Paz Díaz dijo...

Lo de llamar paz a una silla dá mucho juego :)