En cuanto he leído la noticia he telefoneado a mi compañero de Mensa y abogado Mauro Barea. Treinta y cuatro muertes por accidente laboral son demasiadas muertes. Y si se tiene en cuenta que el dato supone que ha habido un 20 % más de muertes que el año anterior, la cuestión es más preocupante si cabe, puesto que denota que la clase política no se toma las cosas en serio en este particular. Al hablar de la clase política conviene hacer notar, aunque sea evidente, que hay distintos grados de responsabilidad entre unas formaciones y otras. Y sobre todo es un fracaso en toda regla del gobierno valenciano. Aterra saber que desde que ocurre un accidente hasta que llega la policía y el inspector de trabajo puede tardar mucho tiempo y durante este periodo se pueden cambiar las cosas, de modo que se camuflen las causas del accidente. Es sabido que hay obreros renuentes a obedecer las normas de seguridad e incluso que algunos toman bebidas alcohólicas durante la jornada laboral. Ni una cosa ni otra, en un se debería consentir en un sector de tanto riesgo como el de la construcción. Comisiones Obreras, que es quien ha emitido el informe sugiere que se instale el carnet por puntos. Yo creo que también sería conveniente que en cada obra hubiera una persona responsable, que se encargara de que nadie trabajara sin estar en las debidas condiciones y con el equipo debido. Un accidente laboral, por otra parte, merece que las autoridades se personen de inmediato. Y que se investigue cuidadosamente si se el lugar del accidente ha sufrido alguna modificación tendente a ocultar las responsabilidades.
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