Conviene recordar lo poco que duró Terra Lliure en Cataluña. ¿Sería porque allí no era necesario que nadie vareara el árbol para poder recoger las nueces? ETA tampoco debió haber durado nada en el País Vasco y constituye una vergüenza para los vascos su pervivencia en el tiempo. ¿Cómo puede ser que una banda tan desnaturalizada y de modales tan rudos obtenga tantos apoyos y miramientos? Si toda la sociedad vasca, incluidos el PNV y la Iglesia, hubiera estado en contra de la banda y se hubieran planteado como primer objetivo erradicar el crimen, los asesinos no hubieran encontrado el modo de sobrevivir como tales. Pero los interesados y los cobardes descubrieron la equidistancia, que para ellos fue tan importante como descubrir la ley de la gravedad. El PNV nunca se ha alineado con el PP y el PSOE para ir todos al unísono contra los terroristas. El PNV dice que está contra los terroristas, pero todavía está más interesado en remarcar que hay “nosotros” y “ellos”. En este estado de cosas, permitir además que los etarras tengan representación en el Parlamento es darles muchas ventajas. No sólo no se les asfixia en la calle y se les deja sin apoyos ni comprensión hacia sus atrocidades, sino que encima se les permita que puedan chulearse en el Parlamento y se les paga ello. Eso es la ñoñería elevada al cubo, que puede conllevar también consecuencias trágicas. El independentismo vasco no necesita a ETA para estar representado. Dice el representante de ANV que condenar el atentado no es el camino para resolver el “conflicto”. He aquí que se atreven hasta a poner nombre a las cosas. ¿Qué conflicto? ¿Qué camino? ¿Qué hacen en el Parlamento quienes se muestran a favor de los asesinos? Por su parte, tanto María Teresa Fernández de la Vega (orgullosos están los setabenses de ella) y Mariano Sánchez Bermejo han dicho más o menos lo mismo, que el gobierno está vigilante por si alguien traspasa lo más mínimo el límite de la ley. Parece mentira que personas mayores y formadas y con tan altas responsabilidades tomen el pelo así al personal.
2 comentarios:
Nadie quiere violencia, ni siquiera los votantes de la izquierda radical. EL problema de ETA viene de la transición, cuando no se solucionó bien el tema vasco por la amenaza del nacionalismo español y el miedo a un golpe de estado. Eso explica que en la región más rica del estado todavía se mantenga un sector amplio de la población que se vea obligada a tomar las armas para defender una opción política.
Anónimo (sin duda, amigo de los cobardes etarras):
¿Cómo que un sector amplio de la población se ve obligada a tomar las armas? ¿Quién les obliga? ¿Cómo se fundamenta eso? Los amigos de los etarras no sólo son malas personas, sino además tontos.
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