Tan sólo que unos independentistas han quemado fotos de la Familia Real, para protestar por la visita del rey a Gerona. Lo que ocurre es que no se trata de un hecho aislado, sino de que la escalada nacionalista va en aumento, pero no por sus reivindicaciones en sí, sino p0r sus maneras, sus impaciencias, sus modos de presionar. Diríase que los nacionalistas saben que no pueden defender sus ideas teóricamente, puesto que el nacionalismo en nuestros días es algo trasnochado y fuera de lugar. Los nacionalistas no se dirigen a la razón cuando hablan, sino a los sentimientos, que tratan de despertar y estimular al máximo. Puesto que en el campo de las ideas tienen poco que hacer explotan el de la fuerza, haciendo ver que son muchos, abucheando y hostigando a quienes no piensan igual o haciendo el vacío a quienes denuncian prácticas discriminatorias. En el País Vasco, Imaz, un nacionalista convencido, que quiere usar métodos correctos, lógicos y legales, para alcanzar sus objetivos, se ve obligado a dimitir y además es tildado de españolista. Tienen muy pocos miramientos quienes le acusan de ello. En primer lugar, porque no es cierto que sea españolista. Y en segundo, porque en todo caso, la palabra españolista no puede ser un insulto. Los catalanistas que tratan de imponer sus ideas, por llamarlas de algún modo, a los catalanes que tienen otras, y que se quejan de que los castellanos les imponen las suyas, tampoco respetan a los valencianos que desean que el idioma valenciano se rija por las normas que fijen los propios valencianos. Entre el nacionalismo vasco se puede detectar algún tipo de comprensión hacia la existencia de ETA, de hecho se les hacen muchos homenajes a los etarras. Están lejos de avergonzarse de la ETA. En Cataluña no hay terrorismo, ya desapareció Terra Lliure. Quedan las víctimas, a las que tampoco se les suelen hacer homenajes ni desagravios. Por sus frutos los conoceréis. Presiones, ofensas, griterío, búsqueda de ventajas, etc. ¿Qué fue del seny?
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