miércoles, 12 de septiembre de 2007

A propósito de Madeleine

Un día supimos que había desaparecido Madeleine McCann y se nos puso el corazón en un puño. Los niños están indefensos. Dado el morbo que enseguida envuelve estos casos, he preferido seguirlo de lejos, pero sin perderlo de vista. De pronto, y acaso de un modo no muy sorprendente, la cuestión ha dado un giro dramático, horrible. La solución podría ser la que menos deseamos todos. Pero, sea lo que sea lo que resulte al final, lo cierto es que los niños dependen en gran medida de la suerte. Y no sólo por lo fácil que resulta hacerles daño, sin que ellos puedan defenderse o sean capaces de hacerlo saber a las autoridades. Pueden ser maltratados física o psicológicamente durante mucho tiempo, sin que la justicia se dé cuenta. Pero no terminan ahí los males de los niños. Muchos padres, en lugar de educarlos, los adoctrinan o los adiestran. Es cierto que los niños a medida que van creciendo pueden adquirir conciencia de la libertad y comprender que la palabra final, con respecto a lo que hagan con su vida, es suya. Sin embargo, algunos padres son tan manipuladores que logran establecer una dependencia psicológica muy fuerte de sus hijos hacia ellos. Por ello, convendría no olvidar que los niños tienen derechos y que el Estado está llamado a protegerlos. Por tanto, debe el Estado procurar que los niños reciban en los centros escolares una educación que les enseñe a pensar por sí mismos, a amar la libertad, tan intrínseca al ser humano, y a decidir aquellas cosas que su conciencia les dicte. También se les ha de preparar profesionalmente para que puedan ganarse la vida. Y puesto que no se puede pretender que creamos que todos los padres miran en primer lugar por sus hijos, debería el Estado dotarse de leyes que le permitieran ejercer de modo más cabal esa tutela sobre los pequeños. Dicho en otras palabras, en el caso de que lo sucedido a Madeleine McCann hubiera tenido lugar en España, el Estado debería tener derecho a exigirles que demostraran haber hecho todo lo posible para que la niña no pudiera desaparecer.

2 comentarios:

Mtiag dijo...

Yo creo que antes de ser padres, se nos debería a todos de hacer un test psicológico. Posiblemente sería la mejor medida contraceptiva. Y desde luego, enseñarnos a educar.

De todos modos en España no se trata a los niños como trataron esos padres a Madeleine.

Pero los niños siguen estando indefensos, siguen siendo infravalorados como si fueran objetos. Parece que poca gente es consciente de que esos niños de hoy son los adultos de mañana.

Saludos.

Han Solo dijo...

"en España, el Estado debería tener derecho a exigirles que demostraran haber hecho todo lo posible para que la niña no pudiera desaparecer."

¿¿Pero estamos locos??

¿Demostrar haber hecho todo lo posible? ¿No hay presunción de inocencia en este país? El siguiente paso es darle potestad al estado para que críe a los niños de los padres que "no hacen todo lo posible"... si te hiciéramos caso acabaríamos como en 1984.