Si Francisco Camps ha merecido las críticas de casi todos, también se las han ganado otros cuyas palabras son igual de graves, puesto que han traspasado los límites de lo tolerable. Se mire como se mire, la gestión del gobierno del secuestro del Alakrana ha sido ridícula. A todos los españoles nos debería abochornar; sin embargo, en nuestra democracia imperfecta no faltan los sesudos columnistas capaces de defender lo indefendible. Si nos hemos de alegrar de algo es de que la catástrofe no haya sido mayor.
Lo de María Teresa Fernández de la Vega es infame. En lugar de pedir disculpas por la nefasta gestión gubernamental del secuestro, acusó al PP de ponerse de parte de los piratas. Luego es capaz de pedirle a Camps que dimita. ¿Y ella, qué? ¿O es que ella pretendía que la oposición la felicitara? Las convicciones democráticas de nuestros políticos brillan por su ausencia, pero lo peor de todo es que, además, falla la educación.
Alfredo Pérez Rubalcaba ha estado a la altura de la vicepresidenta, o sea a la altura del betún. Y resulta ridículo, puesto que tiene a Maribel Verdú de su parte, cosa que podría haber aprovechado para pedirle que tradujera la frase “me jode que te cagas, qué quieres que te diga. Pero me descojono, ¿Ve?”, y en lugar de eso se dedica a vigilar al diputado del PP, Carlos Floriano, “Escucho todo lo que dices y veo todo lo que haces”. No le debe de quedar tiempo para mucho más. Pero más grave fue la respuesta anterior del citado ministro: “En este país del GAL sólo hablan el PP y ETA”. Sorprende que la frase de Camps, con ser sumamente grave, causara tanto revuelo. Resulta curioso que a otros se les noten menos las salidas de tono.
Lo de María Teresa Fernández de la Vega es infame. En lugar de pedir disculpas por la nefasta gestión gubernamental del secuestro, acusó al PP de ponerse de parte de los piratas. Luego es capaz de pedirle a Camps que dimita. ¿Y ella, qué? ¿O es que ella pretendía que la oposición la felicitara? Las convicciones democráticas de nuestros políticos brillan por su ausencia, pero lo peor de todo es que, además, falla la educación.
Alfredo Pérez Rubalcaba ha estado a la altura de la vicepresidenta, o sea a la altura del betún. Y resulta ridículo, puesto que tiene a Maribel Verdú de su parte, cosa que podría haber aprovechado para pedirle que tradujera la frase “me jode que te cagas, qué quieres que te diga. Pero me descojono, ¿Ve?”, y en lugar de eso se dedica a vigilar al diputado del PP, Carlos Floriano, “Escucho todo lo que dices y veo todo lo que haces”. No le debe de quedar tiempo para mucho más. Pero más grave fue la respuesta anterior del citado ministro: “En este país del GAL sólo hablan el PP y ETA”. Sorprende que la frase de Camps, con ser sumamente grave, causara tanto revuelo. Resulta curioso que a otros se les noten menos las salidas de tono.
1 comentario:
Es que a las salidas de tono de quienes mandan y de sus amiguetes se les cambia el calificativo automáticamente. Que para eso mandan ellos.
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