domingo, 4 de julio de 2010

Estar en el lado correcto

Durante los veranos, en Cercedilla, Fernando Vizcaíno Casas y Antonio Buero Vallejo fueron pareja de dominó durante muchos años. Quizá no sea ocioso recordar que Vizcaíno Casas era franquista hasta la médula y que Buero Vallejo estuvo condenado a muerte por el régimen de Franco, pena que le fue conmutada. No cabe duda de que ambos entendieron que si hacían abstracción de sus profundas diferencias ideológicas podían encontrarse en que, como personas, podían tener muchos puntos en común.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces y ahora vivimos en una democracia, o eso creemos, en la que mantener esos comportamientos debería ser mucho más fácil. Pero no. Hoy en día el sectarismo lo contamina casi todo. Se examina lo que dice la gente, pero no para ver si está acertado o desacertado, sino para ver que etiqueta se le cuelga. Para facilitar la tarea a quienes tienen esa finalidad, aviso que suelo criticar los hechos, o las actitudes, no las ideas, aunque sí que estoy en contra de los nacionalismos, de todos. Hay que partir de la base de que las naciones constituyen realidades y hay que partir de ellas para lograr superarlas, construyendo otras realidades superiores.
Me dijo alguien hace tiempo que me veía en todas las causas y siempre en el lado correcto. Esto último me asusta, porque puede ocurrir que en otra causa se me vea en el lado incorrecto. Siempre dudo de todo, pero también sé que el hecho de dudar no es excusa para no hacer nada. En ocasiones, el modo de proceder de algunos, por su intrínseca maldad, indica que la razón está en el lado opuesto; pero también ocurre, como en la política española, que se tiene la impresión de que todos lo hacen mal y a veces no queda más remedio que fijarse en quien lo hace peor. Pero a los de dentro de los partidos sólo les parece mal lo que hacen los contrarios.

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