viernes, 3 de septiembre de 2010

Antonio Asunción vuelve

Dejando de lado las paranoias y con los datos que hay hasta el momento la vuelta de Antoni Asunción al ruedo político sólo indica que le preocupa la situación política en la que estamos inmersos. Después de once años de ostracismo político no puede decirse de él que tenga ambiciones políticas. Empieza el discurso con una verdad como un templo: “El partido Socialista no emerge y falla porque no conecta con la sociedad”.
No ha dicho qué es lo que piensa hacer para conectar, pero tampoco tiene la obligación de decirlo todo el primer día. Para cualquier ciudadano esta es una gran noticia, puesto que para que las cosas funcionen bien es necesario que haya un partido que haga oposición y el partido socialista valenciano es como si no existiera.
Antonio Asunción fue capaz de dimitir en su día, como también hizo Manuel Pimentel (nada que ver este ministro de Trabajo con el actual), aunque por otros motivos, dado que ambos dejaban a sus espaldas una buena gestión. No pueden hacer lo mismo José Luis Rodríguez Zapatero y Francisco Camps, pese a que los dos están de sobra en la política, puesto que la única puerta por la que pueden salir es la de atrás. Ambos dos, para perjuicio de los ciudadanos, se aferran al poder con el único fin de tratar de adecentar sus resultados, aunque lo que cabe esperar es que los empeoren más.
Hay que leer entre líneas lo que escriben y dicen los que están más próximos a Mariano Rajoy para saber lo que piensa, y lo que se deduce es que desearía quitarse de en medio a Camps y no puede. Camps puede ganar en Valencia y hacer perder a Rajoy en Madrid. La llegada de Asunción al ruedo político, si logra los avales que precisa, puede precipitar muchas cosas y todas en beneficio de la Comunidad Valenciana.
'Ninfas'
'El día del juicio'
'El Palestino'
'Poesía reunida'
'Ese modo que colma'
'La vida y poesía de Miguel Hernández contada a los niños'
'Red de mentiras'
'La esposa del Rey de las Curvas'

1 comentario:

Incorruptible Digital dijo...

Ahora es de esperar que la decencia le guste a la gente.JV