Los representantes de EA y ANV, durante el pleno de política general en la Casa de Juntas de Gernika, se sirvieron de los últimos comunicados de ETA para reclamar a los demás partidos que actuasen en consecuencia. El diputado general José Luis Bilbao exhibió una carta de ETA, de fecha reciente, en la que la banda reclama el “impuesto etarra” a un empresario.
Pero es que el diputado no debería haber enseñado esa carta en la Casa de Juntas, a la que con gestos como este se la rebaja de categoría. Esas cartas deben estar en manos de la policía, sin que sea necesaria su exhibición en ninguna parte. ETA no tiene entidad para marcar el ritmo de nadie. Sus comunicados no tienen ningún valor. La palabra de los asesinos no sirve para nada.
ETA necesita dinero y por ello precisa estar en los ayuntamientos y en los centros oficiales que pueda, de dónde además extrae información. Y la misión de las fuerzas del orden es cerrar todos los caminos a los delincuentes y tratar de impedir que puedan llevar a cabo sus acciones. Se habla mucho de tener generosidad con la banda, pero aparte de la que tradicionalmente tiene el código penal con ellos, y ahí están los casos de De Juana, el cristalero y otros, no se debería considerar ninguna otra. E incluso esta generosidad tradicional habría que suprimirla o reducirla considerablemente. Otro tipo de generosidad que se podría aplicar sería la de reducir un poco la condena a aquellos que voluntariamente se presentaran ante el juez y confesaran sus crímenes y pagaran la indemnización a sus víctimas.
Cualquier otro tipo de generosidad es una ofensa para los ciudadanos que hemos sufrido que la vida política se distorsionaba por culpa de la banda, a los que han tenido que salir del País Vasco huyendo de la banda y a las víctimas directas que han sufrido en sus carnes la brutalidad etarra.
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'El Cid contado a los niños'
'Ninfas'
'El día del juicio'
'El Palestino'
'Poesía reunida'
'Ese modo que colma'
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