¿Qué sería de nosotros sin la Guardia Civil? El trabajo de los guardias civiles es, sin duda, uno de los más arriesgados, si no el que más. Arriesgado, difícil, cansado, y cuantos adjetivos más de este estilo que se quieran poner. Sin contar con la chulería que han de soportar en lugares como los alrededores de Gibraltar y otros.
Todas estas misiones las llevan a cabo los guardias civiles recibiendo a cambio unos sueldos de miseria en comparación con el que cobran otros profesionales equiparables. Muchos de ellos viven en casas cuartel que no reúnen suficientes condiciones de seguridad y ellos y sus familias soportan situaciones agobiantes en muchos lugares en los que se hace propaganda contra ellos. Ahora que la ETA quiere negociar y cabe la posibilidad de que el gobierno caiga en la trampa, ¿se exigiría a la banda y sus infames partidarios que pidieran perdón a la Guardia Civil?
En un alarde de prepotencia con los guardias civiles, nuestros gobernantes han estado permitiendo que otros organismos similares remuneren a sus miembros de un modo significativamente más generoso a como lo hace el Estado con ellos. Nuestros gobernantes se han creído capacitados para ordenar silencio a los guardias civiles a pesar de lo injusto de su situación. De modo que la manifestación es totalmente justa y además va en beneficio de todos, porque los españoles podemos perfectamente de la mitad o más de nuestros políticos, pero no de uno solo de los guardias civiles. Está por demostrar que los políticos españoles sean útiles a la población, pero no cabe ninguna duda de que los guardias civiles lo son.
Algunos pícaros pretendieron utilizar la manifestación en su beneficio, pero fueron abucheados, como era previsible. Los guardias civiles están acostumbrados a tratar con pícaros de todas las clases, de modo que no es probable que se les pase por alto ninguna treta. Si alguien logra utilizarlos no es con su consentimiento, sino porque no lo pueden impedir. Rubalcaba debería tomar nota. Un ministro del Interior que tiene a la Guardia Civil en su contra, por decoro, debería buscar la puerta. La de salida.
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'Los tiburones han muerto'
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