Aznar sabía cómo tratar a Mohamed. Zapatero, ese (presunto) azote de dictadores suele ponerse de cara a La Meca, probablemente para entenderse mejor con él. Mohamed no es distinto de los Castro, Chávez o Ahmadineyad, aunque bien pensado éstos también son amigos de Zapatero, nacido para líder, hay que recordar esto.
Mohamed no sólo cuenta con la amistad de Zapatero, sino también con la de Sarkozy y Obama. Sin duda que el mundo está loco. Acogen a un dictador como aliado. Es como si se hubieran aliado con Hitler. No le temblaría el pulso a Mohamed si pudiera gasear a los saharauis que no se pliegan a sus caprichos. Loa diferencia entre Hitler y Mohamed es que Hitler pudo hacer lo que le dio la gana y Mohamed ha de ceder en algunos puntos, y dado que no tiene tanto poder ha de mantener “lazos de amistad” con los infieles Zapatero, Sarkozy y Obama.
Mohamed no duda en ofender a sus aliados, cuando éstos se muestran débiles o remisos. En este caso, trata de sacar provecho, por todos los medios, de la situación creada. En este caso, la amistad con Zapatero le viene bien, pero teme que éste caiga y por tal motivo trata de acelerar la recolección de la cosecha, quejándose de todo, o creando conflictos sino hay de lo que quejarse. Hasta tal punto llega su desfachatez y descaro que no le importa ponerse al nivel de la más deslenguada de las criadas, de modo que se ha atrevido a protestar por la visita de Rajoy a Melilla, a sabiendas de que todo lo más que va a hacer Zapatero es mandarle a Moratinos o Rubalcaba. Si a mí me dicen que me van a mandar uno de esos dos, yo salgo en estampida. Pero para Mohamed eso no es nada, porque termina sacando provecho. Rajoy tendrá que conformarse con que la ofensa no sea respondida por el Jefe del Ejecutivo como debería ser.
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