lunes, 19 de enero de 2015

Ha muerto Alberto Nisman

Era el fiscal especial de la causa Amia. El 18 de julio de 1994 un atentado con coche bomba en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) causó la muerte de 85 personas y otras 300 resultaron heridas.
En 2004, Nestor Kirchner encargó a Alberto Nisman que se encargara del caso y la sintonía del fiscal con el gobierno fue absoluta. La justicia argentina acusó al gobierno de Irán y a Hezbollah de ser los responsables del atentado y la Interpol estuvo de acuerdo con ello y dictó las correspondientes órdenes de busca y captura.
Las buenas relaciones del fiscal con el gobierno se truncaron con la firma del acuerdo entre éste con el de Irán, lo que hizo que Nisman acusara a la presidenta argentina de obtener petróleo a cambio de la impunidad de los terroristas.
Sobre esta acusación, el jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que es "disparatada, absurda, ilógica, irracional, ridícula y violatoria de artículos esenciales de la Constitución Nacional”. Esta furia contra el fiscal es un dato a tener en cuenta.
“Van a venir por mí, con esto me juego la vida”, manifestó el propio Alberto Nisman, y este es otro dato.
La versión oficial sobre su muerte es tan prolija en detalles que resulta pueril, como si se quisiera convencer al mundo de que se trata de un suicidio. ¿No se le puede haber convencido de que le convenía suicidarse?, cabría preguntar.
La baja política tiene estas cosas. Alguien que venía siendo útil al aparato de pronto pasa a convertirse en una molestia. Cuando la Justicia no está por encima de todo, la 'razón de Estado' se vuelve peligrosa.
Lo que puede despejar las incógnitas del caso, más que el informe de los forenses, es lo que ocurra con la causa Amia y las órdenes de busca y captura de la Interpol.

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