lunes, 5 de enero de 2015

Podemos, contra los Reyes Magos

A una niña de unos cinco años le he preguntado hoy ¿qué le van a dejar los Reyes Magos a tu abuela? Ella, que estaba delante, me ha contestado: Nada. La niña la ha corregido enseguida: ¡Ropa!, ¡ropa!
Y es que los niños, aunque vean comprar las cosas, o se las encuentren por casa antes de hora, suelen creer, salvo que se les haya insistido en lo contrario, que son los Reyes Magos quienes las traen luego.
Los niños necesitan ese mundo mágico en el que, desde luego, son felices. Incluso cuando tienen más edad y ya le preguntan a Google cualquier cosa que quieran saber, no suelen interesarse por quienes son los Reyes Magos. Tuve ocasión de saber que una clase de niños de nueve años sólo dos o tres conocían el dato, y habrían preferido no saberlo.
Y ahora llegan esos que en lugar de proponer soluciones pretenden arrasar con todo, «el miedo va a cambiar de bando», y también quieren arruinar el mundo de los niños. Han dicho lo siguiente: «La tradición de los "reyes magos" representa lo más podrido de este putrefacto país: la monarquía, el consumismo y el cristofascismo.»
Se equivocan esos que llaman a España 'putrefacto país' (así son ellos). La fiesta de los Reyes Magos hay que enmarcarla, como su propio nombre indica, en el mundo de la magia. A todos los niños de todos los lugares del mundo les gusta recibir regalos. Y si se los traen seres mágicos, como también los hay en todas partes del mundo, aprecian más los regalos.
Los Reyes Magos buscan ser queridos. Y los niños los quieren mucho. Todo el año sueñan con ellos, y en un momento dado llegan. La fiesta de los Reyes Magos se compone de amor y de magia.
Los de Podemos, como los poderosos, buscan ser temidos. Los de Podemos buscan el poder, y el poder corrompe.

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