miércoles, 14 de enero de 2015

El fomento de la islamofobia

Debo confesar que el Islam me importa un bledo, Alá también y Mahoma lo mismo. Pero eso no significa que le tenga fobia al Islam. Yo creo que esta religión, como cualquier otra, debe permitirse, siempre y cuando sus practicantes se comporten de forma educada y respetuosa con los demás.
Ahora bien, si los islamistas consideran que hay que matar a los infieles los quiero lejos, y eso tampoco es fobia, sino instinto de supervivencia.
No estoy de acuerdo con las fobias caprichosas. De las patológicas ya se encargan los médicos. De modo que no me parece bien que se incite a la fobia al Islam, pero conviene tener en cuenta que quienes más lo hacen son los propios islamistas. La extrema derecha y la extrema izquierda buscan votos a su modo, generalmente nada edificante. Marine Le Pen y Pablo Iglesias podrían darse la mano. Quizá no sean tan distintos uno del otro. Pero si los islamistas no les ayudaran en su quehacer no tendrían tanto éxito.
Ahora vienen esos animales del Estado Islámico, que son igual de animales que los etarras, y si los trajeran a bendecir el día de San Antonio el cura tendría derecho a negarse a hacerlo, que es una estupidez que se sigan publicando viñetas en Charlie Hebdo. ¿Cuándo se ríen esos tipos, se pregunta Juan Soto Ivars? ¿Es decente no reírse nunca? En un país teocrático, como es Inglaterra, se publican viñetas de la Gobernadora Suprema de la Iglesia de Inglaterra y no pasa nada. Me da mucha risa, aunque comprendo que se fundara, la Iglesia de Inglaterra, y también me da mucha risa su Gobernadora Suprema, a la que no en balde llaman también Su Graciosa Majestad, aunque yo no le veo la gracia, y no me da miedo decirlo. El papa Francisco me parece un populista más.
Señores del Islam, tenemos ganas de reírnos y ustedes nos hacen llorar (a ver si resulta que estoy fomentando la islamofobia).

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