sábado, 24 de enero de 2015

Monedero tiene un nombre apropiado

Aunque tampoco le habrían venido mal hucha, alcancía, billetero y otras por el estilo. Cuando le preguntaron a Iglesias por estos 'negocios' que se van conociendo de su socio, éste alabó sus cualidades empresariales y dijo que ojalá hubiera más como él.
Hay que tener en cuenta varias cuestiones. La primera es que a Iglesias también le va bien su nombre en el sentido de que hay que creerle ciegamente, porque en el momento en que uno se detiene a analizar sus palabras no hay modo de tomarlo en serio. Qué manera la suya de tomar el pelo a la gente.
Lo segundo es que a Iglesias le convendría, como ha confesado, que abundaran los empresarios como Monedero. Por cierto, monedero también remite a cepillo y no hay iglesia sin cepillo, con lo cual se va entendiendo algo.
Iglesias y Monedero no están solos. Hay más que comen del mismo plato. Y ese plato pretenden que se lo llenen de comida los españoles. De hecho, han convencido a muchos. Pese a que disfrutan de una situación acomodada, piden un dinero que no necesitan y muchas personas que quizá sí lo necesitan, se lo dan. Mucha cara dura por una parte y exceso de credulidad por la otra, cabe.
¿Por qué hay personas tan crédulas? Hay gente que no confía en capacidad de raciocinio, tampoco en la de hacer frente a la vida y a lo desconocido, y llegan Iglesias y Monedero, y al igual que otros, prometen milagros. ¡Ah!, y señalan al mal, que no son ellos, no. Qué van a ser, si todo lo que hacen es bueno. Para ellos, claro, puesto que les proporciona pingües beneficios. A los demás les dan algo muy grande, que no tiene precio: la promesa de que castigarán a los malos y la promesa de los milagros, que allá por las calendas griegas llevarán a cabo.

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