No necesita Chávez de certificados médicos, con ver la firma de Fidel ya sabe que está bien y que va a vivir muchos más años. Es decir el culto al rigor que no falta y la confianza en sus habilidades, fuera de lo común. Se tiene Chávez por imprescindible y tiene por lo mismo a Castro. De ahí a creer que ambos son como dioses y que junto con algunos otros pertenecen a una categoría especial, un paso. En este contexto, no sorprende que considere a quienes están en las cárceles cubanas o a quienes arriesgan sus vidas por salir de Cuba, como equivocados seres inferiores. Uno de éstos, mi amigo Gaiar (y presiento que para ellos yo también soy inferior, por tener como amigo a un cubano que prefirió la libertad), me mandó la siguiente historia:
En La Habana, un niño regresa de la Escuela a su casa,cansado y hambriento y le pregunta a su mama:
-¿Qué hay para comer?
- Nada- responde la madre
- Nada- responde la madre
El niño mira hacia el loro que tienen y pregunta
- ¿Por qué no loro con arroz?
- No hay arroz
-¿Loro al horno? insiste el niño
-No hay gas
-¿Loro en la parrilla eléctrica?
-No hay electricidad
-¿Loro frío?
-No hay aceite
¡¡¡VIVA FIDEL!!! ¡¡¡VIVA FIDEL!!! Gritó el loro.
Por su parte, cuando Mariú, también cubana, leyó la historia, se apresuró a escribirme y me dijo lo siguiente:
Si soy yo, lo mato de todas formas a ese lorito
O sea, que hay división de opiniones con respecto a Fidel. El loro y Chávez están a su favor y Gaiar y Mariú en contra. Tampoco la opinión a favor de Chávez es unánime. Begoña, Geselle y Antonio están en su contra. De ellos, Geselle y Antonio emigraron de Venezuela precisamente porque no soportan a ese “dios” imprescindible, lo que indica que la discrepancia con él es grande. A mí tampoco me resulta muy simpático. Esa cara aniñada y caprichosa no me inspira ninguna confianza. Tal vez, mi opinión no merezca ser considerada, por cuanto no soy venezolano y suelo quejarme de todos los políticos. Me queda por añadir, no obstante, que Hugo Chávez, Evo Morales y Néstor Kirchner son conocidos como los huevones, apelativo que resulta de unir las primeras letras de sus nombres de pila.
1 comentario:
Jeje, ya veo, ya veo que la historia del loro dio para mas de lo que yo pensaba. Gracias Vicente, muchas gracias.
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