Si Al Gore, o cualquier otra persona, hubiera emprendido una campaña para alertar del cambio climático, el empeño hubiera tenido mérito, por lo difícil que le hubiera resultado entonces que le hicieran caso e incluso de que lo tomaran en serio. En la actualidad, ya ha pasado el tiempo de hacer campañas y es hora de pasar a la acción. Sean ciertas o no las amenazas del cambio climático, la realidad es que contaminamos de todos los modos habidos y por haber y se impone modificar en lo posible nuestra conducta sobre este particular. En este cometido tenemos en España a Cristina Narbona. Muy concienciada en el tema, como diría Consuelo Císcar, o sea, dispuesta a hacer algo para frenar la tendencia. Y como la ocasión la pintan calva, ha aprovechado para darnos un tremendo caponazo a los valencianos, por haber votado al partido rival. Si en lugar de gobernar aquí el PP lo hiciera el PSPV, a lo mejor ahora tendríamos casi acabado el AVE y muy avanzadas las obras del trasvase del Ebro, junto a otras menudencias. Pero al margen de la inquina de esta señora a los votantes del PP, cabe reconocer que da la impresión de que realmente se ocupa del medio ambiente. Ojalá el número de aciertos de esta señora sea mayor que el de errores. Volviendo a Al Gore, cuyo objetivo ahora y a la vista de las grandes cantidades que dicen que cobra por cada conferencia, no cabe más que tildarlo de oportunista. Es difícil saber cuáles son las motivaciones y expectativas de quienes desembolsan el precio de las entradas para escuchar sus peroratas y no me consta que se hayan hecho públicos los compromisos que el conferenciante obtiene de sus oyentes.
1 comentario:
¿Paladín? ¡amos anda! este tipo es como las solteronas seducidad y abandonadas por el chuleta del pueblo que ante su frustración no veían otra salida que la la beatería y el convento.
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