Un señor, o señora, que no se identificó, me escribió para darme noticia de su blog. Yo no era el único destinatario, sino que junto a mi dirección electrónica figura la de la redacción de Periodista Digital. Cabe deducir entonces que lo que pretende mi comunicante es que se difunda su blog. Contiene muchas fotografías de muchas zonas de la ciudad de Valencia. Su singularidad estriba en que en lugar de fotografiar los edificios y los monumentos, el objetivo de su cámara se ha centrado en las aceras. Fácil es deducir lo que aparece, por lo menos para un capitalino valenciano, no obstante, informaré que lo aparece en ese gran número de fotografías es el excremento canino en todos sus tamaños y modalidades. La cuestión interesa no sólo a los valencianos, a los que no nos pilla de nuevas, sino también a quienes tengan previsto visitar nuestra ciudad, para que tengan en cuenta que no pueden ir mirando sólo los edificios, sino que no deben perder de vista el suelo, si no quieren romperse la crisma por culpa de un resbalón. Y ponerse perdidos. La culpa de que las calles estén así es de los propietarios de los canes, esos incívicos ciudadanos que van a la suya y ni por asomo piensan en los demás. Quizá en esto también tenga algo de culpa el ayuntamiento, que al tener sólo la vista puesta en los grandes eventos y en tener el mejor campo de fútbol del mundo y en el impacto de todo esto para Valencia, olvida fomentar el espíritu cívico. Acaso también ha olvidado exigir mayor diligencia a la policía municipal en la persecución de estas negligencias. Ahora que ya he avisado puedo poner el enlace del blog. Quien decida verlo ya sabe que se expone a sufrir algunas arcadas. No por las fotos, que no huelen, sino por los procesos mentales que desencadenan. Es posible que haya algún concejal muy inteligente (debe de considerarse así cuando trata de torpes a quienes no vemos con agrado todo lo que concierne al nuevo campo de fútbol) y que esta cualidad intelectual suya le permita desprenderse de cualquier condicionamiento psicológico previo, lo cual le permita observar las fotografías con absoluta frialdad. En este caso, quizá le parezcan obras de arte las cosas que reflejan. De ahí que consienta que existan tantas.
1 comentario:
Quienes hemos vivido en Valencia podemos corroborar el nivel de guarrería que aparece en ese blog. En la plaza con parque donde vivía, había quien sacaba a cagar al perro a la misma arena en la que jugaban sus (nuestros) hijos. Supongo que en Castelló hay menos guarros por una cuestión de densidad de población más que de educación. Un saludo.
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