Según una información que publica hoy el diario Las Provincias, el conseller de Cultura, Alejandro Font de Mora, dijo ayer refiriéndose a la foto de J. I. Pla en los carteles electorales: “me recuerdan a cuando yo era forense”. Puesto que la frase viene entrecomillada, cabe suponer que es una transcripción literal. Tratándose de un conseller de cultura, hubiera estado bien que dijera: “me hace evocar la época en la que ejercía como forense”. Pero hablar con corrección no es lo que importa al Sr. Font de Mora. A poco de acceder al cargo ya se destapó con un “de motu propio”, ignorante de que la locución correcta es “motu proprio”. También se espera que un conseller de Cultura tenga sentido del humor, pero la antedicha frase no puede tomarse como tal, pues es más bien macabra. Tampoco es muy acertada en cuanto a lo que sugiere la foto, pues la imagen de J. I. Pla da más idea de ímpetu, o sea vigor, que de conocimiento. Esto lo prueba el hecho de que ha intentado calmar a los que van en los lugares más atrasados de las listas diciendo que habrá para todos, con lo que traslada a la opinión pública la idea de que los candidatos piensan repartirse un pastel y los votantes no somos más que el medio para conseguirlo. Esa idea también la transmite F. Camps, al situar como conseller de Cultura a un ex forense, quizá porque le debía un favor, político, por supuesto, y no tenía otro cargo disponible. Parece que resulta atractivo pagar favores con cargo al presupuesto público. Y es probable que no sea el único conseller que ha recibido el cargo como premio por sus servicios. A la vista de la realidad, cada vez es más patente que conviene votar en blanco, para que los políticos comprendan, si con capaces de ello, que se deben a los ciudadanos.
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