miércoles, 24 de octubre de 2007

El amigo de Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa escribió un artículo titulado José María y la solitaria. Era muy fácil averiguar el apellido de José María, pero al día siguiente de la publicación del artículo, apareció en El País una carta de Maximiliano Gutiérrez Contreras, en el que daba cuenta de él era el hijo de José María Gutiérrez González, el protagonista, y precisaba o daba a conocer algunos detalles, sin dejar de mostrarse conforme con el fondo del artículo y terminaba su carta agradeciendo a MVLl que lo hubiera escrito. El artículo tuvo que llegar al fondo del alma de casi todo el que lo leyera, porque MVLl sabe contar las cosas y hacer hincapié en lo importante. En este caso, su hijo eligió la frase siguiente: "Era un fracasado irremediable, pues no se puede ser puro en un mundo de impuros ni ganar guerras sin matar". Todo el mundo tuvo que captar lo que quería decir el novelista, en este caso articulista, pero en unos tuvo que hacer más mella que en otros. La deducción es fácil: si todos supiéramos ponernos en el sitio de los demás, José María hubiera triunfado en la vida. La humanidad sabe que tiene que debe atender al prójimo que tiene dificultades. Si no fuera así, no se hubieran producido los logros de Stephen Hawking, porque él sólo no hubiera podido hacer nada. A nadie se le escapa tampoco que aunque no hubiera tenido esta capacidad su derecho a la vida hubiera sido idéntico. Pero acaso lo que más motive a la gente hacia la solidaridad y las políticas sociales sea el temor a sufrir un percance y quedar en una situación delicada. Pensar que si ocurre se va a encontrar con la comprensión de los demás tranquiliza mucho. Lo que ocurre es que se comprenden los principios generales pero en el día a día suele prevalecer el egoísmo. Se suele tratar al prójimo en función de los propios intereses. Si quienes se fueron tropezando, uno tras otro, con José María hubieran hecho el esfuerzo de ponerse en su lugar y hubieran tratado de hacer lo posible por él, en lugar de irlo dejando de lado, él hubiera triunfado clamorosamente. Pero tampoco ha fracasado. Ha conseguido que su hijo puede estar orgulloso de él.

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