miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Dónde están los empresarios ejemplares?

El diario El Mundo publicó un reportaje el domingo pasado, titulado Así han acabado 100 superdotados. Enseguida surgen dos nombres propios, que son el de Mercedes Gil García y el de Soledad Andrade. Más adelante, aparece otro caso paradigmático, como es el de Nicolás Lozoya. Sólo tengo relación, a través de internet, con Soledad. Desconocía de antemano la existencia de los otros dos. Según se indica en el reportaje, Mercedes puso un anuncio en un periódico nacional en el que decía «Superdotada, víctima de mobbing, busca trabajo» y a continuación explica que es ingeniera superior agrónoma, experta en informática y programación, que tiene 23 masters y que habla cuatro idiomas. La cuestión es que después del anuncio y del reportaje, su caso ya debe ser conocido por todos. ¿Dónde están entonces esos empresarios tan laureados por los poderes públicos? Cuando una injusticia es conocida públicamente, quienes pueden resolverla tienen la obligación moral de hacerlo. ¿Cómo se van a mirar al espejo después quienes se hacen los desentendidos? ¿Cómo pueden decir luego que buscan a los mejores? ¿A quienes llaman los mejores? Y más si se trata de empresarios de esos que siempre están pidiendo privilegios y muchos de ellos son condecorados o premiados por los poderes públicos. A la vista del anuncio de Mercedes, cabe interpretar que intenta que se entere algún empresario lleno de nobleza y que no tema a una inteligencia superior. Por otra parte, de una persona que se presenta de modo tan claro y sin esconder nada, no cabe esperar deslealtad. Caso similar es el de Soledad Andrada, que se ve obligada a trabajar de cajera en un supermercado, siendo sus posibilidades muy superiores. El resto del reportaje también pone en evidencia a la clase política, puesto que es evidente que en nuestra sociedad no rige la búsqueda de la excelencia o el ideal de justicia, sino que más bien algo similar a la ley de la selva. ¿Por qué los políticos no procuran hacer una sociedad en la que rijan el sentido común y el deseo de justicia? Una sociedad que no busca la justicia es una sociedad que no cree en sí misma.

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