Se me ha hecho llegar el enlace de una página, a la que se accede fácilmente a través de un buscador, escribiendo “la gran corrupción”. Parece que estamos tan acostumbrados a la corrupción que ya no hacemos caso y nos encogemos de hombros cuando la sacan a relucir. Haríamos mucho mejor si no nos desentendiéramos tanto de estos asuntos. He de decir no he leído más que el prólogo y el índice que del libro al que lleva el enlace y que además he dado un vistazo al índice onomástico. El prólogo comienza así:
Barcelona supera con mucho los escándalos tan de moda. Marbella, Seseña, Mallorca, Canarias, etc., etc. o la enorme corrupción que ha construido toda la costa del Levante o el centro Español.
Y más adelante sigue de este modo:
De la Rosa, compró a todo el arco ideológico político y periodístico con fuerza en la ciudad, comportando que no se pueda publicar nada fuera de lo “oficialmente” impuesto. Prensa y políticos, comprados, y delinquiendo. Y yo condenado por “encubrimiento”. Javier es un paradigma, ni mucho menos el único, simplemente una exageración, un disparate fruto de la especial ciudad.
Es decir, hace afirmaciones sumamente graves, que no deberían pasarse por alto sin más. Los organismos encargados de luchar contra la corrupción deberían, al menos, leer lo que dice y dar cumplida respuesta si la tiene o proceder en caso contrario. Quienes son aludidos tampoco deberían dar la callada por respuesta. Quizá han respondido ya en algún lugar del que no tengo noticia. El autor del libro se identifica creo que cumplidamente.
Por mi parte, hago hincapié en que mientras los políticos, o parte de ellos, intentan dirigir nuestra atención hacia asuntos que no deberían interesar al ciudadano, puesto que no sirven para mejorar sus condiciones de vida, como ocurre con las cuestiones nacionalistas que tanta vehemencia despiertan, pueden estar ocurriendo cosas a las que sí que debiéramos prestar atención.
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