sábado, 6 de octubre de 2007

La corona de Anasagasti

El protagonista de “Pájaros de América”, la estupenda novela de Mary McCarthy, se pregunta en cada situación nueva que se le presenta que qué es lo que haría Kant si estuviera en su lugar. Trata de aferrarse a la idea de que el ser humano es un fin en sí mismo y no un medio. Ninguna de estas consideraciones parece inquietar al últimamente obsesionado con la corona, Anasagasti que, como es público y notorio, tiene en qué entretenerse. Mientras pacientemente va urdiendo la trama, que quisiera tupida y sin claros, algo evidentemente fuera de su alcance, maquina el modo de conseguir sus propósitos. No se le advierte ninguna inquietud acerca de la bondad u oportunidad de sus propósitos. Así que cuando se le ve atacar al rey se nota inmediatamente que ve en la corona un obstáculo para sus propósitos. Lo que es malo para Anasagasti probablemente es bueno para los españoles. Un grupo de descerebrados de Pedreguer, que piden independencia para los Países Catalanes, ¡qué casualidad!, ha puesto al rey boca abajo, ¡menuda originalidad y vaya convicciones democráticas! Anasagasti no está solo. Seguro que hay más de esos, que no es que sean republicanos, es que les molesta la corona por algún motivo. Camps el Prudente, se ha situado oportunamente en el lado opuesto y ha hecho que el Consell que preside otorgue su Más Alta Distinción a Su Majestad. Ello no evitará, sin embargo, que Anasagasti siga enredando, a pesar de que por más empeño que ponga sigue pasando la luz y dejando al descubierto sus propósitos. En lo que a mí respecta, puedo decir que no suelo emplear más de dos o tres minutos diarios en peinarme, lo cual me permite ocupar el tiempo en otros quehaceres. Acabo de leer “Ensayo sobre la ceguera” (reconozco que debí haberlo leído mucho antes), esa metáfora con la que José Saramago invita a la gente a que no se deje cegar por el egoísmo y abra los ojos. Pensar en los demás es la cuestión. Quizá entonces nos demos cuenta de que es posible que el rey haya sido útil a los demás. Y también nos podemos preguntar si muchos de los políticos o asesores, pagados también con dineros públicos no habrán sido nulos o negativos para sociedad.

1 comentario:

Esther dijo...

Parece que sabes cómo escoger historias interesantes. De los libros, o de las historias ajenas se puede aprender bastante. Aunque yo creo que uno aprende sobre todo más, cuando las consecuencias de sus errores le pasan a él, en su propia piel.

Ojalá España siga bien y no empeore más.

Un saludito.