Si hay suficientes socios interesados en asistir, los socios de ISPE, que en buena parte son estadounidenses, celebrarán la primera reunión de la historia de la sociedad y ello ocurrirá en Valencia. Un hotel valenciano será durante tres días algo así como el Ágora ateniense. Quizá esto no interese mucho a la clase política. Para apretar el botón adecuado no hace falta mucha inteligencia. Una persona inteligente puede aburrirse escuchando las intervenciones de los parlamentarios engolados y pretensiosos, y ello puede tener como consecuencia que se descuide a la hora de votar. Causa furor entre los políticos la moda de hacer frases supuestamente ingeniosas, moda que quizá comenzó Guerra, al que sus padres debieron haber impuesto el nombre de Armando y no el que lleva. Así, mientras a uno se le ocurre hablar de urbanismo sandía, otro dice que Bernat Soria es malo para la salud. Y ellos mismos se lo ríen (¡jo!, muy bueno tío, muy bueno), y a final de mes todos a cobrar, que diría Alfonso Rus, que para eso pagamos impuestos los ciudadanos. Bernat Soria parece creer que lo que se espera de él no es que use su inteligencia, sino otra cosa, de modo que prodiga esos gestos en los que manifiesta su predisposición. Llevar la predisposición bajo el brazo es primordial para cualquier político que se precie. A la hora de hacer las listas vienen los problemas. Mientras que para el relleno hay abundancia de nombres, para el escaparate la cosa está más complicada. Mientras Rajoy considera la posibilidad de exprimir el tirón electoral de Rita Barberá, Zapatero hace encaje de bolillos. Para encabezar la lista de Alicante, elige a uno que se llama Soria; para la lista de Castellón, a uno que se llama Sevilla; y para la de Valencia, ciudad huertana por excelencia, a una que se llama De la Vega. Dice la vicepresidenta que sigue desde Madrid todo lo que ocurre en Valencia (anem a vore, senyora, ¿perqué es tan conegut en Valéncia Joan Ignasi Culla?; ¿com li diuen a la fallera major de l’any passat?; ¿quí es el president de la diputacio de Valéncia?). Son preguntas que, sin duda, la vicepresidenta responderá sin pestañear y sin necesidad de consultar en ningún sitio. Bonito duelo vamos a tener entre Rita Barberá, si se presenta, y ella.
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