Cuando España hizo la regularización masiva de inmigrantes fue criticada por haber tomado la decisión unilateralmente, sobre todo cuando más tarde pidió ayuda a la Unión Europea para vigilar las fronteras. Ahora ha ido Sarkozy a Marruecos, en viaje de negocios, también unilateralmente. Ha firmado contratos por muchos millones y, además de eso, ha tenido que decir que el plan de autonomía que presentó Marruecos para resolver el conflicto del Sahara Occidental es serio y creíble. Y que su gobierno estará junto al de Marruecos en la negociación con el Frente Polisario. Lo que se infiere de todo esto es que si la regularización de inmigrantes por parte de España pudo ser imprudente y quizá hubiera sido mejor que se consultara previamente con los socios europeos, al menos fue justa por humanitaria. En el caso francés, que tampoco ha consultado con los demás socios, a pesar de que la descolonización del Sahara viene tratándose en la ONU desde hace muchos decenios, la injusticia es flagrante. El pueblo saharahui no tiene más que la razón como arma de defensa frente al Reino de Marruecos, su gigantesco rival. EE. UU., que dice defender el orden y la paz mundiales, se alía con el estado opresor, por conveniencias, dejando a un lado la justicia. Francia hace lo mismo, también interesadamente. España, que es el último clavo al que se pueden coger, también les vuelve la espalda. Tampoco se oyen los gritos de esos que dicen que sus pueblos están oprimidos a favor de quienes realmente lo están. Si realmente les preocuparan la opresión y la injusticia serían los primeros en defender los derechos de los saharauis, pero ocurre que en este caso no tienen nada que ganar. Quizá luego se reproche a los saharuis que se refugien en Argelia o cualquier otra cosa. ¿Se han mirado en el espejo quienes les hacen reproches? La única esperanza que les queda a los saharahuis es que reaparezcan Don Quijote o El Cid Campeador. ¡Ah, si fueran franceses! No se hubiera atrevido Sarkozy a cometer esa villanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario