Es posible que si no fuera por el dique que proporcionan las leyes yo ya no estuviera vivo. La explicación quizá habría que buscarla en el hecho evolutivo. Así como hay una porción de la humanidad que partiendo del mono ha evolucionado, hay otra suerte de individuos que más bien hace pensar en la involución. Acaso el mono que la propició esté arrepentido. De la involución dan idea también ciertos sujetos que pululan por la política vasca. Últimamente, hubo una manifestación en Bilbao, a la que acudieron algunos miles de personas, para pedir que no se cumpla una sentencia, y en la se corearon consignas propias de retrasados mentales. Los convocantes de la manifestación demostraron tener una idea de la democracia similar a la que pudieran tener los más afamados dictadores.
Sin la leyes, los ciudadanos quedamos indefensos y a merced de quien quiera atentar contra nosotros. Sin leyes no puede haber democracia. Y obviamente han de cumplirse. Bien obliga el gobierno vasco a cumplir las suyas; por tanto, los políticos vascos deben cumplir todas las leyes en vigor o, por dignidad, abandonar la política.
Por otro lado, los ciudadanos tenemos el derecho a instar al PNV a que haga todo lo que pueda para acabar con ETA, y así veremos cuantos votos consigue sin ella. Todo lo que pueda significa, por ejemplo, que no equipare las sentencias de los jueces con los atentados.
Volviendo a las leyes y la necesidad de acatarlas, ocurre que en las tierras valencianas también hay manifestaciones en las que se insta a no cumplir la ley. En concreto, la sentencia que obliga a revertir el Teatro Romano de Sagunto. Ya son muchos años los que lleva en liza el asunto y tantas sentencias que ya no puede haber más, por haberse llegado al final del camino. Tanto los políticos del PNV como los del PSOE sacan a Franco a relucir cada vez que se les antoja. Pero si fueran tan demócratas como presumen, acatarían las leyes y las sentencias judiciales.
En El País, ese diario que dice que lucha por la libertad, aparecen muchos artículos contrarios al cumplimiento de la sentencia.
Sin la leyes, los ciudadanos quedamos indefensos y a merced de quien quiera atentar contra nosotros. Sin leyes no puede haber democracia. Y obviamente han de cumplirse. Bien obliga el gobierno vasco a cumplir las suyas; por tanto, los políticos vascos deben cumplir todas las leyes en vigor o, por dignidad, abandonar la política.
Por otro lado, los ciudadanos tenemos el derecho a instar al PNV a que haga todo lo que pueda para acabar con ETA, y así veremos cuantos votos consigue sin ella. Todo lo que pueda significa, por ejemplo, que no equipare las sentencias de los jueces con los atentados.
Volviendo a las leyes y la necesidad de acatarlas, ocurre que en las tierras valencianas también hay manifestaciones en las que se insta a no cumplir la ley. En concreto, la sentencia que obliga a revertir el Teatro Romano de Sagunto. Ya son muchos años los que lleva en liza el asunto y tantas sentencias que ya no puede haber más, por haberse llegado al final del camino. Tanto los políticos del PNV como los del PSOE sacan a Franco a relucir cada vez que se les antoja. Pero si fueran tan demócratas como presumen, acatarían las leyes y las sentencias judiciales.
En El País, ese diario que dice que lucha por la libertad, aparecen muchos artículos contrarios al cumplimiento de la sentencia.
1 comentario:
Yo no comprendo este tipo de desmadre... pero asi es esta democracia, que le vamos a hacer.
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