He recibido un correo en el que se me informa de que he sido añadido al Grupo de Noticias de www.LibertadCiudadanos.es . Este es el modo en que he tenido conocimiento de la existencia de ese portal, que me he apresurado a visitar. Es utópico pensar que este partido pueda ganar las elecciones, pero ojalá lo lograra. Lo primero que llama la atención en su portal es el anuncio de que se trata de un proyecto de ciudadanos para ciudadanos. Y a continuación, la apuesta por las listas abiertas.
No es necesario estar de acuerdo con todo su programa, ni con todas las cosas que proponen. Como tampoco hay nadie que esté completamente de acuerdo con los programas de los demás partidos. Lo fundamental es romper la comodidad en la que se han instalado los grandes partidos, que en lugar de mirar por el bien común, se fijan en primer lugar en lo que les interesa a ellos y fundamentalmente a sus líderes. Así vemos como políticos que jamás aportan nada y son más bien culiparlantes y otros que lo único que hacen es meter cizaña, logran encaramarse hasta los primeros lugares del escalafón político. Y aquellos que tratan de servir a los ciudadanos, pero no le resultan simpáticos al líder, van a los últimos lugares o quedan fuera. Las listas abiertas, o un sistema similar, devolverían el protagonismo a los ciudadanos que mantienen el tinglado con sus impuestos.
La Constitución contiene algunos defectos, ya que algunos asuntos no se meditaron bien en su día, o se carecía de experiencia sobre ellos. Llegado el momento de modificarla, los partidos piensan que los cambios que hay que hacer pueden perjudicarles a ellos. Los líderes de los partidos no quieren perder el control sobre sus subordinados. Introducir la racionalidad en el sistema autonómico, para que los repartos de fondos obedezcan a criterios pactados previamente y que las prioridades en las inversiones se establezcan según criterios establecidos por acuerdo entre todos, puede quitar capacidad de maniobra a los presidentes. Prefieren la arbitrariedad, por las posibilidades que ofrece. De modo que a los ciudadanos, de todas las opciones políticas, nos interesa el triunfo de UDyD.
No es necesario estar de acuerdo con todo su programa, ni con todas las cosas que proponen. Como tampoco hay nadie que esté completamente de acuerdo con los programas de los demás partidos. Lo fundamental es romper la comodidad en la que se han instalado los grandes partidos, que en lugar de mirar por el bien común, se fijan en primer lugar en lo que les interesa a ellos y fundamentalmente a sus líderes. Así vemos como políticos que jamás aportan nada y son más bien culiparlantes y otros que lo único que hacen es meter cizaña, logran encaramarse hasta los primeros lugares del escalafón político. Y aquellos que tratan de servir a los ciudadanos, pero no le resultan simpáticos al líder, van a los últimos lugares o quedan fuera. Las listas abiertas, o un sistema similar, devolverían el protagonismo a los ciudadanos que mantienen el tinglado con sus impuestos.
La Constitución contiene algunos defectos, ya que algunos asuntos no se meditaron bien en su día, o se carecía de experiencia sobre ellos. Llegado el momento de modificarla, los partidos piensan que los cambios que hay que hacer pueden perjudicarles a ellos. Los líderes de los partidos no quieren perder el control sobre sus subordinados. Introducir la racionalidad en el sistema autonómico, para que los repartos de fondos obedezcan a criterios pactados previamente y que las prioridades en las inversiones se establezcan según criterios establecidos por acuerdo entre todos, puede quitar capacidad de maniobra a los presidentes. Prefieren la arbitrariedad, por las posibilidades que ofrece. De modo que a los ciudadanos, de todas las opciones políticas, nos interesa el triunfo de UDyD.
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