Según informa hoy La Vanguardia, el tripartito encargó un informe, por el que pagó 27000 euros, con el fin de conocer la postura de los columnistas sobre el propio gobierno catalán. Y a pesar de que ese innecesario y caro informe ha sido pagado con dinero de los contribuyentes, el tal gobierno se niega a hacerlo público. Que se malgaste el dinero público, al tiempo que se deniegan ayudas sociales a personas que las necesitan es indecente y yo diría que hasta criminal.
Pero también hay que reconocer que el hecho de que se conozcan muchas irregularidades cometidas en Cataluña quizá se deba a que tiene dos periódicos de gran tirada. Lo más probable es que a lo largo y lo ancho de lo que todavía se llama España ocurran cosas similares. Porque esta forma de proceder es posible gracias al diseño de Estado que hicieron aquellos bienintencionados constituyentes, que con la mejor voluntad del mundo reservaron todo el poder para los partidos. La justicia no es independiente; tampoco puede decirse que la prensa lo sea; y los debates internos de los partidos se reducen a pruebas de poder.
Dentro de los partidos, no se trata de ver quien tiene la mejor idea o la solución más eficaz, sino quien tiene más respaldo y, por tanto, está en condiciones de hacer prevalecer su opinión. Quienes pueden perder el sueldo callan. Ante este estado de cosas el ciudadano está totalmente indefenso. Puede ver como vuelan 27000 euros o medio millón de euros, o cientos de millones, sin poder hacer más que mirar al cielo. En aquellos primeros tiempos de la democracia se tenía a Adolfo Suárez por proveniente del franquismo; pero, en realidad, todos provenían del franquismo. De ahí, esa dictadura de los partidos que sufrimos ahora.
Pero también hay que reconocer que el hecho de que se conozcan muchas irregularidades cometidas en Cataluña quizá se deba a que tiene dos periódicos de gran tirada. Lo más probable es que a lo largo y lo ancho de lo que todavía se llama España ocurran cosas similares. Porque esta forma de proceder es posible gracias al diseño de Estado que hicieron aquellos bienintencionados constituyentes, que con la mejor voluntad del mundo reservaron todo el poder para los partidos. La justicia no es independiente; tampoco puede decirse que la prensa lo sea; y los debates internos de los partidos se reducen a pruebas de poder.
Dentro de los partidos, no se trata de ver quien tiene la mejor idea o la solución más eficaz, sino quien tiene más respaldo y, por tanto, está en condiciones de hacer prevalecer su opinión. Quienes pueden perder el sueldo callan. Ante este estado de cosas el ciudadano está totalmente indefenso. Puede ver como vuelan 27000 euros o medio millón de euros, o cientos de millones, sin poder hacer más que mirar al cielo. En aquellos primeros tiempos de la democracia se tenía a Adolfo Suárez por proveniente del franquismo; pero, en realidad, todos provenían del franquismo. De ahí, esa dictadura de los partidos que sufrimos ahora.
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