martes, 29 de septiembre de 2009

Meghan McCain

Llevar la contraria a la mayoría es un modo práctico de llamar la atención. Si además se hace con la aparente intención de defender a dos niñas menores de edad, el asunto es fácil y no puede proporcionar que beneficios, pues se adquiere pátina de responsabilidad y sentido común.
Lo que ocurre es que ya quisieran todos los menores estar tan protegidos como las hijas de Zapatero. Hay que recordar que no estaban de vacaciones, durante las cuales habrían hecho una visita privada, sino acompañando a sus padres en viaje oficial. Por tanto, tenían todos los servicios del protocolo a su disposición. Está bien, por otro lado, que sus padres les permitan vestir a su gusto, pero para una ocasión como esa bien les podían haber aconsejado. La familia Obama no rechazó su intromisión en la foto oficial, sino que las situó del mejor modo que pudo. La Casa Blanca distribuyó la foto, puesto que nadie la había advertido acerca de las leyes españolas sobre el particular. La Casa Blanca, demostrando su buena disposición una vez más, retiró la foto del sitio oficial una vez fue advertida.
Lo que mueve a risa y ha propiciado toda la serie que ha venido luego es la reacción de Zapatero, que lejos de reconocer que cuando vino a darse cuenta del asunto ya era demasiado tarde, puesto que ya había sido colgada en la web de la Casa Blanca, advirtió a todos que era delito publicar la foto. Si hubiera comenzado por reconocer su imprudente imprevisión y a continuación hubiera solicitado que no se publicaran, el asunto no hubiera alcanzado tanto revuelo. Todo el mundo puede solidarizarse con las hijas. Queda la cuestión de su equipo: ¿Es que nadie de su entorno se atreve a avisarle de sus errores?
Son muchas las cosas que pasa por alto, en su aparente afán justiciero, Meghan MacCain.

No hay comentarios: