domingo, 20 de septiembre de 2009

La paz de Juanes

Hay palabras que al ser escuchadas producen escalofríos, de puro manidas y tergiversadas. No escasean, por ejemplo, quienes tienen su propio dios particular. El modo de proceder de muchos de esos que siempre tienen a Dios en la boca da a entender que lo ven de tal modo que a ellos les consiente todo y a los demás no. O que piensan que haciéndole la pelota conseguirán que les pase por alto su egoísmo y su desprecio por el prójimo.
La paz es otro de esos vocablos tan manoseados que ya no puede serlo más. Aparte de que hay tipos de paz bastante peculiares: la paz de los vencidos, la paz de los muertos, la paz de la cárcel, son algunas de ellas. Cuando en España se celebraron los 25 años de paz, La Codorniz lo conmemoró poniendo en la portada 25 Años de Paz… y, en la contraportada, y Ciencia. Al abrir el ejemplar, se leía todo junto. Juanes y otros cantan a la paz en La Habana, en un concierto bautizado como Paz sin fronteras. ¿Dejará el régimen cubano libres a los presos políticos? ¿Les dedicarán alguna canción los bienintencionados cantores? Anunciar un concierto solidario no necesariamente significa que se sea solidario. Al contrario, un concierto pretendidamente solidario puede ser muy cruel.
Lo que tendría mérito es que cantaran a la democracia. A la democracia a secas. Pero no en París o en Los Ángeles, sino en La Habana o en Caracas. Puede Juanes, y también Miguel Bosé, si le apetece, cantar a la democracia en la capital de Cuba, o en la de Venezuela y, para equilibrar el asunto, cantar en Nueva York pidiendo el cierre de Guantánamo, que ciertamente es una vergüenza para todos. Decir que se trabaja por la paz no necesariamente es lo mismo que trabajar por la paz.

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