El todavía ministro de Trabajo e Inmigración, en la que puede ser su última actuación pública como tal, ha publicado una carta en El Periódico, titulada En defensa de la reforma laboral. Dado que el ministro confesó hace poco que sufría mucho en el cargo, habrá que interpretar que el hecho de redactar ese documento habrá sido para él como ponerse un cilicio. O dos. El caso es que no deja el cargo por dignidad, ni para dejar de sufrir, sino que va a otro sitio en el que tampoco le van a faltar espinas.
La carta denota la escasa convicción del ministro, no está contento con la ley, pero trata de convencerse, y de convencer a los demás, de que es justa. La culpa, claro, la tiene el PP, que debería haberla hecho antes. No sabemos si el ejercicio de la política conlleva el infantilismo o si es conditio sine qua non para dedicarse a ella. No son sólo los forofos de los partidos quienes lo padecen sino también los propios políticos.
Se refiere Celestino Corbacho al desmedido peso de la construcción en el sector productivo español y omite decir que ello es precisamente por culpa de los partidos políticos, que la propulsaron y promovieron en los sitios en los que gobernaba cada uno de ellos, ayuntamientos, Comunidades Autónomas, gobierno de España, y en particular de su gobierno, que marcaba las pautas a todos.
Y ahora resulta que en lugar de despedir a las tres cuartas partes de la clase política, que es la principal culpable, se aprovecha la crisis para conceder a los empresarios lo que llevan decenios pidiendo, el abaratamiento del despido. Y Corbacho trata de camuflar esto. Los sindicatos han sido conscientes en todo momento de lo que estaba ocurriendo y de lo que vendría después, pero callaban porque les convenía. A sus clases dirigentes, claro. ¿Y ahora qué? A disimular también, como el pobre Corbacho.
'Hablar sin palabras'
'Los tiburones han muerto'
'El Cid contado a los niños'
'Ninfas'
'El día del juicio'
'El Palestino'
'Poesía reunida'
'Ese modo que colma'
1 comentario:
Con su permiso: pobre, pobre ... lo que se dice pobre, el Sr. Corbacho no es. Puede que lo sean algunas de sus víctimas, pero él no. En mi modesta opinión, ser pobre y político - del color que sea - a la vez es imposible.
Saludos desde la trinchera
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