Pues no. A mi juicio, no. Ha escrito hoy un artículo en El Correo en el que se refiere unas cuantas veces a ETA, pero ninguna a las víctimas de ETA no parecen existir para él, y a lo mejor esto no es nada nuevo. Dice que el pueblo vasco quiere “la paz”, pero le molesta que sean la policía y los jueces quienes la logren. No cabe duda de que este sujeto está al nivel de Arzalluz. Tampoco está de más recordar que es uno de los altos cargos del PNV.
A estas alturas viene criticando la Ley de Partidos, que tan útil ha sido para dejar a ETA sin apoyos. Tal como explica las cosas, no resulta difícil llegar a la conclusión de que lo que desea es que las fuerzas del orden se rindan ante ETA. Sobre todo si se piensa en que erigiéndose en portavoz de la ciudadanía vasca afirma que a los filoetarras, que él llama izquierda abertzale, se les impide su incorporación al juego democrático. Con toda la cara dura, porque no se puede decir de otro modo, alega que la anteriormente citada Ley de Partidos supone un recorte de derechos fundamentales y libertades básicas.
En su delirio manipulador, y lanzado por la senda de los disparates, el tal Egibar añade que para el gobierno del lehendakari López no hay pueblo, sino tan solo ciudadanos. Y eso le parece mal. Pero el pueblo está compuesto por ciudadanos y son sus necesidades, presentes y futuras, las que debe atender el gobierno. Los nacionalistas tienen por costumbre meter a los pueblos dentro de un corsé, que los constriñe e impide que se desarrollen. La personalidad de los pueblos está constituida por los ciudadanos que viven en ellos y es tan cambiante como las circunstancias. Lo que ocurre es que a los del PNV no les importa hacer el ridículo, como ocurrió con lo del cráneo braquicéfalo y el Rh-, si sus memeces les aportan votos, como parece ser que ocurre.
'Hablar sin palabras'
'Los tiburones han muerto'
'El Cid contado a los niños'
'Ninfas'
'El día del juicio'
'El Palestino'
'Poesía reunida'
'Ese modo que colma'
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