Los partidos nacionalistas no deberían poderse presentar en solitario a las elecciones generales. Tal como lo vienen haciendo en la democracia española obtienen una representación excesiva e injusta. Puesto que suelen tener más tintes dictatoriales que los demás, una buena medida consistiría en profundizar en la democracia, tan deficitaria en España.
Estos grupos, por otra parte, no aportan nada al debate general, siempre ponen por delante sus propios intereses egoístas. Y, en algún caso, causan dolor. Como ocurre, por ejemplo, en el caso de Amaiur, cuyos lazos con Eta son públicos. Y precisamente en este debate en el tantas cosas importantes para los españoles están en juego, ha venido este grupo a sacar a relucir a la banda.
La banda etarra, y sus componentes encarcelados, es lo último a lo que hay que prestar atención. Los presos etarras no deberían haber sido objeto de atención en este debate. Cuando la policía española certifique que Eta ya no existe y que, por tanto, los presos etarras ya no son peligrosos, será el momento de acercarlos al País Vasco. El Parlamento está para debatir cosas importantes y los etarras son escoria humana. Podrían ellos colaborar con la policía para esclarecer los más de trescientos asesinatos pendientes y a cambio de esta colaboración pedir beneficios penitenciarios.
El PNV también mostró su preocupación por estas escorias humanas. Está por ver que tenga un gesto con las víctimas del terrorismo. Es obvio, viendo lo que dicen, que ni los de Amaiur, ni los del PNV, han leído Mal consentido, ni Vidas rotas, dos libros que tanto tienen que ver con las gentes por las que dicen procurar. No se puede querer lo que no se conoce y para conocer el País Vasco es imprescindible leer esos libros.
Durán Lleida, a la vista de que tampoco podía aportar nada, se dedicó a cultivar a su electorado. Este político y López Tena, que a veces andan a la greña, pueden ser las dos caras de la misma moneda.
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