Tengo la impresión de que el Levante UD es un club de fútbol que cuando parece tenerlo todo de cara incurre en aventuras dudosas que de modo inveterado lo ponen al borde de la desaparición. En esta tesitura se aferra a la vida y opta por los caminos trillados, olvidando las supuestas genialidades con las que sus directivos querían romper moldes, y de este modo logra salir a flote de nuevo.
En la actualidad, dicen los aficionados al fútbol que la plantilla de este club está compuesta por jugadores veteranos, y va de los primeros en la liga. Subió a primera división, el año pasado hizo una buena campaña y este año la va mejorando. Quizá esto sea así porque todavía está en peligro de desaparición. Si se aclarara la situación, su historia apunta a que alguno de sus directivos del momento tenga otra idea genial y quiera llevarla a la práctica, con los acostumbrados catastróficos resultados.
Con el gobierno de España ocurre algo similar. Últimamente, hemos padecido uno que pensaba que todo el monte es orégano, cosa que le dio pie para intentar llevar a cabo algunas ideas de sus dirigentes, y como consecuencia de ello estamos en la ruina. Ahora toca ir escalando por la pared del precipicio en la que nos encontramos agarrándonos a los arbustos que encontremos en la subida.
Para ello, el nuevo presidente, ha optado por un gobierno compuesto por veteranos, y quizá escarmentados. Se trata de no dar pasos en falso y, lo que es peor, de no buscar atajos. Cuantos menos problemas encuentre, mejor, parece decir. Eso de suprimir organismos inútiles podría traerle enfrentamientos con algunas fuerzas políticas; por tanto, prefiere apretar en donde menos resistencias espera. No es tiempo de bromas, ha dado a entender. Dado que nuestra democracia es, en realidad, una dictadura, ni pudimos frenar el declive antes, ni podemos evadirnos de los que nos espera ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario