La amenaza de la censura se cierne sobre Twitter. Esta empresa se ha asustado, por lo que se ve, y deja ver que podría plegarse a los deseos de los gobiernos salvajes, de modo que es posible que a partir de cierto momento, algunos mensajes dejen de verse en los países cuyos gobiernos lo soliciten.
Hay que oponerse. #nocensura, proclama Keka Sánchez, la gran experta. Internet es, por definición, el paraíso de la libertad. Ningún totalitario debería ser escuchado por quienes imponen las normas en este medio. Twitter debería unas normas de funcionamiento idénticas para todo el mundo y estas normas deberían ser aceptables para todos los países civilizados. Sería correcto, por ejemplo, que no se pudiera hacer apología de los nazis en ninguna parte. De ello no puede salir nada bueno. Y también sería correcto que hiciera caso omiso a los ruegos, sugerencias y amenazas de los gobiernos salvajes.
A causa de la desidia y la hipocresía de los gobiernos de los países civilizados, China se ha hecho con el control financiero del mundo, de tal modo que ya nadie puede decirles a los dirigentes chinos, y en lugar de dirigentes habría que denominarlos por su nombre, que paren de esclavizar, torturar y asesinar a los chinos. No se les puede decir porque como represalia podrían recetarnos la quiebra mundial. Pero por Twitter, los chinos, si logran burlar la censura china, pueden decir lo que quieran o enterarse de lo que se dice en el mundo.
Y lo mismo que de China cabría decir de otros países con menos recursos, pero gobernados por gentes igual de bestias, igual de agrestes, tan por desbravar.
Todo reducto de la libertad debería ser conservado a ultranza. Twitter con censura es lo mismo que una paella sin arroz, que un cocido sin garbanzos, o que una fabada sin fabes.
No me seduce la idea de participar en un sitio que actúe de ese modo.
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