miércoles, 16 de octubre de 2013

Una propuesta (decente) de García-Margallo

Lo que ha ofrecido José Manuel García-Margallo a las comunidades autónomas es integrar en las embajadas españolas las oficinas que tienen en el extranjero.
Yo no pongo la mano en el fuego, pero si me guío por la experiencia llego a la conclusión de que no van a aceptar. Si se trata de reducir gastos, prefieren que se haga en medicamentos o asistencia sanitaria antes que tocar sus prebendas.
Sus Señorías autonómicas viajan mucho y necesitan tener la coartada perfecta. Estar sometidas al control del Estado no les conviene.
Además, algunas de esas comunidades autónomas aprovechan esas oficinas para llevar a cabo en ellas buena parte de sus deslealtades. Es curioso que acusen de eso, de desleal, a los gobiernos españoles, cuando si lo han sido es con los ciudadanos, por pactar barbaridades con ellas, las comunidades autónomas.
Una de ellas, la vascongada ha mandado a un buen número de sus efectivos a Estados Unidos para organizar un acto que hubiera podido celebrarse en el propio País Vasco, puesto que hubieran acudido las mismas personas.
La de las comunidades autónomas fue una buena idea, pero la desarrollaron mal, porque en lugar de ser útiles para los ciudadanos lo es para la casta política, que ha encontrado en ellas un chollo y, lógicamente, no están dispuestos a renunciar. Cuando digo lógicamente me refiero a la lógica de aquellos que no dudan en vivir del mejor modo posible, aunque sea a costa de los ciudadanos. No hay más que ver el coste en comidas, en móviles o en kilometraje de sus señorías autonómicas para comprender que no les da vergüenza el llamado copago sanitario, ni tampoco la última vuelta de tuerca sobre la cuestión.
No me creo que los dirigentes de las comunidades autónomas renuncien a los mil viajes, en números redondos han hecho desde 2008 hasta hoy.

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