sábado, 12 de octubre de 2013

Las cosas de Dyango

No se puede discutir con los nacionalistas porque ellos no salen de su círculo, siempre basado en los sentimientos. Paralelamente, los líderes nacionalistas sí que discurren fríamente, puesto que han de dirigir el movimiento de las masas.
El telepredicador de La hoguera de las vanidades lo explicó claramente: Quien maneja la presión de la olla tiene el poder.
El nacionalismo es la peor construcción humana, afirmó Mario Vargas Llosa, que además lo explica y lo demuestra una y otra vez, y nada de eso hace mella en los que han sido infectados por ese virus.
Su caso es idéntico al de quienes han caído en las garras de una secta, son refractarios a cualquier idea razonable. Han construido unos muros impenetrables con las mentiras que propagan los dirigentes nacionalistas y cualquier verdad que se ponga ante sus ojos es considerada por ellos como una tergiversación. Ese mundo fantasioso y tan alejado de la verdad en el que viven es intocable para ellos. Basan su felicidad en que se mantenga en pie.
No se les puede tener nada en cuenta. Muchas de ellas son bellísimas personas y las cosas que hacen mal no las hacen mal por maldad, sino porque están obnubilados, fuera de sí.
Ser comprensivos con las flaquezas de los demás no es una mala idea, esos que presumen de querer un mundo mejor deberían tenerlo en cuenta.
Hay que añadir que Mario Vargas Llosa no es la única persona que critica al nacionalismo. Hay muchos en España que lo hacen, algunos de ellos de forma magistral. Y es cierto que también hay nacionalistas españoles, aunque no tantos como dicen los nacionalistas catalanes o vascos.
Dyango ha dicho unas cuantas tonterías, pero es que creo que lo que hace es cantar. Si además leyera, y después de leer pensara en lo leído, daría menos lástima. Le recomiendo, por citar sólo catalanes, a Arcadi Espada, Félix Ovejero, Félix de Azúa, Albert Boadella y Javier Cercas. Creo que los nacionalistas les llaman renegados.

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