jueves, 17 de octubre de 2013

Albert Pla y el asco

Ha dicho Albert Pla que siempre le ha dado asco ser español. Y en un principio esta afirmación podría parecer propia de alguien que observa la historia con sentido crítico.
En un principio nada más. Porque en la frase siguiente dice que espera que todo el mundo sienta asco también. O sea que lo que en principio podía dar idea de que se trata de un tipo inteligente, enseguida, sin esperar de un minuto, señala a un imbécil, con perdón. ¿Cómo puede esperar que todo el mundo piense igual que él? Lo que apuntaba a un pensamiento minoritario y altamente crítico, resultó ser algo visceral, salido de los mismos intestinos. Pero es que la tercera frase ya da cuenta, de modo inequívoco, de su empanada mental. Resulta que siente asco de España, pero Cataluña le parece admirable. Lo podría haber sido un alegato contra los nacionalismos terminó por ser un simplón discurso nacionalista. Ya saben todas las personas bienintencionadas del mundo que el nacionalismo es una peste, que empequeñece de forma notable el pensamiento de quienes han sido contagiados.
A Albert Pla le da asco ser español. Y ocurre que yo soy español. No es que yo haya elegido ser español, sino que nací en España. No tiene mérito, pero soy español. Si un francés dijera que le da asco ser francés, yo comprendería el enfado de los franceses. Una cosa es que se critique el comportamiento de las naciones y otra muy distinta que se privilegie a una parte de una nación sobre el resto. Eso es propio de cerebros minúsculos.
Por otro lado, hay que respetar la libertad de opinión de los demás, siempre que lo que digan no sea punible. Pero no es de recibo que un ayuntamiento español contrate para cantar a un sujeto de este calibre. Otra cosa es que lo haga una empresa privada. Pero si lo hiciera, yo no iría al concierto.


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