lunes, 25 de noviembre de 2013

El arte de asustar a los suizos

Se ha celebrado un referéndum en Suiza en el que se preguntaba si se ponían límites o no a los escandalosos sueldos de los altos directivos.
Como podía esperarse, dada la experiencia que se tiene con esta clase de gente, los afectados se defendieron. Aunque sea ilógico e insolidario, a ellos les parece bien. Se defendieron argumentando que no se podría contratar a personal cualificado con esta medida, a la que con toda su cara dura tildaron de 'dictadura salarial'. Amenazaron diciendo que habría que cerrar muchas empresas, o que éstas se irían al extranjero, por lo que habría que despedir a un buen número de trabajadores. Curiosamente, el gobierno suizo también hizo campaña a favor del no.
Hay dos sentimientos que generan muchos votos, y son el odio y el miedo.
Ha ganado el no, de modo que estos tipos tan egoístas pueden seguir llevándose todo el dinero que quieran. Y mientras las cosas sean así en todo el mundo no saldremos de la crisis. Algún día tendrán que ponerse de acuerdo todos los gobiernos del mundo para pararles a estos tipos.
Pero me parece que los ciudadanos suizos que promovieron el referéndum mediante la recogida de las cien mil firmas necesarias equivocaron la estrategia. El referéndum debió hacerse para exigir que a partir de determinado nivel, los aspirantes a los cargos debieran presentar un documento, expedido por organismos homologados, mediante el que se certifique que no son psicópatas.
Una vez desterrados los psicópatas de la alta dirección de las empresas sería cuestión de tiempo que el tradicional egoísmo de este sector de la población menguara y a partir de aquí fuera más fácil llegar a acuerdos razonables.
Lógicamente, habría que hacer lo mismo en el campo de la política para que el mundo volviera a ser un lugar civilizado. En este caso, Suiza, pero ya se entiende que habría que hacer lo mismo en todas partes. Si se hiciera el test de Robert Hare a todos los 'poderosos' españoles, nos llevaríamos más de una sorpresa.

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