domingo, 17 de noviembre de 2013

La frivolidad de Camps

Fue gracias a Camps que supe que Rajoy no es el estadista que necesita España, sino uno de tantos profesionales del poder.
Dicen que estamos saliendo de la crisis, y cabe la posibilidad de que sea cierto. Pero en este caso, hay que fijarse también en a quienes se ha sacrificado para lograrlo y a quienes se les han mantenido los privilegios. Habrá que fijarse también a qué se le llama 'salir de la crisis', porque es muy probable que hayamos perdido para siempre algunas cosas.
Camps estaba destrozando el Reino de Valencia (Montorito nunca se atreverá a usar este nombre) y Rajoy no era capaz de llamarlo al orden. Es más, Camps estaba convencido de que cuando Rajoy ganara las elecciones le daría todo el dinero que le pidiera, motivo por el cual seguía derrochando. Y todos esos derroches hay que pagarlos ahora. Y Rajoy, en lugar de a Camps, castiga a los valencianos.
Fabra que ha de cuadrar unas cuentas imposibles, sabe mejor que nadie, el mal que ha hecho Camps. Como consecuencia de ello le ha puesto secretaria y coche oficial con chófer.
Que Camps es torpe lo demuestra el hecho de que en un discurso público dijo que Zapatero es una mala persona. Me pidieron opinión sobre el asunto y respondí que, aparte de que eso no se debe decir públicamente, los dos, Camps y Zapatero, me parecían iguales.
Que Camps es frívolo e irresponsable lo demuestra el hecho de que a pesar de que sabía que tenía que prestar declaración, se ha ausentado de su domicilio sin avisar. El juez no ha podido encontrarlo.
Son lógicas todas las burlas que este acto de Camps merece, pero Rajoy y Fabra deberían saber que más que de Camps, la gente se ríe del PP.
En el encumbramiento de Camps participaron Zaplana y Aznar, y en el mantenimiento Rajoy y Fabra. Hay más, pero no merece la pena nombrarlos.

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