viernes, 15 de noviembre de 2013

Lo de Urdangarín se veía venir

En el año 1997, Iñaki Urdangarín pagó al ayuntamiento de Barcelona las más de cuatrocientas mil pesetas que le debía, por una gran cantidad de multas e impuestos.
No pagaba las multas, no pagaba los impuestos de circulación de su coche y su moto, y tampoco pagaba el Impuesto de Bienes Inmuebles. Finalmente, saldó las deudas que tenía en aquel momento porque alguien, bajo el nombre Comisión Anticorrupción, presentó una denuncia; no porque el ayuntamiento se empeñara en cobrar.
Varios diarios dieron cuenta del asunto. Meses más tarde salió publicada la noticia de que un funcionario de las oficinas municipales de Les Corts había sido despedido, porque fue desde su ordenador que se accedió a los datos de Urdangarín, se hicieron copias y se repartieron por cuenta de la tal Comisión Anticorrupción.
Hubo celo para encontrar al autor de la filtración y se llegó hasta el presunto culpable. Y es presunto porque se sabe que el ordenador desde el que se accedió a los datos era el suyo pero no está probado que fuera él, porque lo habitual en ese centro de trabajo es que todos conocieran las contraseñas de los demás. No obstante se le despidió mediante un decreto del alcalde ratificado por el pleno municipal.
No se intentó descubrir a quien filtró los datos bancarios del juez Marino Barbero, dicho esto como curiosidad paralela al caso.
Con Urdangarín no hubo ningún celo. A pesar de que estos antecedentes aconsejaban vigilarlo de cerca, no se le ha controlado ni de lejos.
Y ahora salen en tropel una serie de estupideces referidas a su persona, con lo que se demuestra, desde el principio hasta el final, que pensar que todos somos iguales ante la ley es propio depuesto ingenuos. Ante la ley y ante la prensa, puesto que, a pesar de que tenía motivos para estar alerta, fue silenciando todas esas noticias que ahora da de golpe, como si fueran sorprendentes para los directivos de los medios que las dan.
A Urdangarín se le hizo creer que gozaba de impunidad, y el chico, que ya se ve el talento que tiene, se lo creyó.

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