jueves, 27 de febrero de 2014

Bardem la monta

Los nacionalismos tienen esta cosa, todo lo que les sirve para estar agraviados lo magnifican. Un nacionalista siempre tiene a mano un pantógrafo y de una chispita puede hacer una tormenta de rayos.
Lo que ha contado Bardem data nada menos que de 2011 y se refiere a la confidencia que le hizo un embajador francés, según la cual para Francia el país marroquí era "una amante con la que se duerme todas las noches, de la que no está particularmente enamorado pero que se debe defender. Dicho de otro modo, que miramos para otro lado".
Es posible que ese embajador piense exactamente lo mismo de Inglaterra, de España, o de cualquier otro país. Habría que saber qué es lo que piensa, no ya un embajador cualquiera de Marruecos, sino el propio Mohamed de los demás países. Da risa sólo imaginarlo.
La actitud de Francia, y de Estados Unidos, con respecto al trato que da Marruecos a los saharauis es totalmente indigna, y esta actitud fue sorprendentemente seguida también por el jovial y catastrófico Zapatero, en virtud de no se sabe qué cálculos mezquinos.
Bardem tenía que acertar alguna vez en sus movidas y ello ha venido a ocurrir en el caso de los saharauis, tan abandonados por casi todos. Lo que está consintiendo el mundo civilizado al dictatorial Mohamed induce a pensar en que los rumores que corren con respecto a su afición a sobornar a importantes personajes pueden ser ciertos.
Mientras los policías marroquíes apalean a indefensos saharauis, o les obligan a vivir en condiciones humillantes, otros personajes, 'muy preocupados por los pobres', pueden estar fumando puros habanos en lujosas casas frente al mar marroquí.
A los pobres se les entretiene con patrias, con ofensas, con resabios históricos, mientras los sinvergüenzas se lo montan a su aire.
¿Qué más le da a Mohamed lo que haya dicho un embajador francés? Lo que le importa es que Francia 'cumpla'.

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