sábado, 30 de agosto de 2014

El futuro de las pensiones

Para el noventa y nueve por ciento de los ciudadanos, quizá más, la prioridad debería ser la sostenibilidad del sistema de pensiones y el mantenimiento de la Seguridad Social tal como la hemos conocido, no lo que va quedando de ella.
Pero hay un pequeño porcentaje de tipos muy egoístas que ponen el foco es cuestiones que al ciudadano normal ni le vienen, pero consiguen interesarlo y hacer que olvide sus propios intereses y que se dedique a defender los que convienen a esos pocos.
La patria es el último refugio del bribón y no es necesario señalar a nadie. Es algo muy patente y para no verlo hay que cerrar los ojos con fuerza.
A un trabajador no le importa ser español, alemán o francés. Si no encuentra trabajo en un sitio se va a buscarlo a otro y si en el lugar de acogida ve que se le trata con amabilidad y se le respetan sus libertades, puede llegar a encontrarse más a gusto que en su propio pueblo. Puede llegar, incluso, a sentirse más cómodo con la lengua de su nuevo país que con la suya materna, cosa que ha ocurrido más de una vez, incluso en el campo de la literatura.
En España se está derrochando mucho dinero en asuntos que no convienen a la mayoría y gran parte de ese derroche proviene de las exigencias de los nacionalismos. Y hay que repetir hasta la saciedad que el nacionalismo es intrínsecamente perverso. Lo dice el sentido común. Para los que no lo tengan cabe añadir que lo ha dicho también Mario Vargas Llosa; para los que le tengan manía al escritor peruano cabe añadir que en esa misma opinión abunda Aurelio Arteta; y, por si faltara poco, un catalán insigne, Félix Ovejero, se manifiesta en el mismo sentido. Y de forma didáctica explica que la izquierda es incompatible con el nacionalismo.

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