domingo, 31 de agosto de 2014

La mano de Rajoy, quizá

Parece que el presidente del gobierno no hace nada, pero todos los que se han puesto en su contra van desapareciendo de la escena paulatinamente. Puede que se deba a la casualidad, pero los que faltan por caer harían muy bien en tentarse la ropa, por si acaso.
Esta vez parece que le ha llegado el turno a un invento del diablo, en cuya génesis algunos presumen de haber participado, en lugar de avergonzarse por haber sido elegidos en su día para llevar a cabo esa tarea. Se trata de la fenicia Academia Valenciana de la Lengua, que tanto dinero nos cuesta a los valencianos. Nos joden y encima hemos de pagar la cama.
Fue cosa de Aznar y Pujol, dos personajes que Mariano ha sabido quitarse de en medio. O quizá ha sido el azar.
A Fabra no le tembló el pulso a la hora de cerrar el Canal 9 y, por tanto, tampoco debería vacilar en lo que al cierre de esta nefasta institución se refiere, pero para esto sí que le falta valor. No hay dinero para los dependientes, no hay dinero para pagar a las farmacias, no hay dinero para muchas cosas necesarias, pero sí lo hay para mantener esa cosa tan nefasta. Camps, otro al que el presidente del gobierno no le puede tener simpatía, la incluyó en un Estatuto que nadie pedía y que no aportó nada bueno.
Pero estos últimos días algunos miembros del gobierno valenciano van dando a conocer su malestar con ese invento que no pudo ser inspirado más que por el diablo, y también van apareciendo noticias que recuerdan los motivos por los que se fundó, cosa que ojalá presagie un final feliz para los valencianos, que tendríamos un incordio menos y un alivio para nuestros bolsillos.
Si todo ocurre como sería deseable, quizá haya que agradecérselo a Mariano, por haberle hecho una 'sugerencia' a Fabra.

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