jueves, 7 de agosto de 2014

Rajoy no dejará nada en pie

Hubo un tiempo, cuando estaba en la oposición, en que Rajoy recibía puyas de todas partes. No solo de Zapatero y de los nacionalistas, que éstos lo presentaban como el demonio, sino también de su propio partido. Aguirre tiraba con bala; Barberá y Camps le recordaban, con brusquedad y chulería, que les debía el cargo.
Rajoy callaba. Pensaba y creo que lo dije, que si alcanzaba el poder más de uno se iba a enterar de lo que vale un peine. Y no lo digo por el malpensado de Anasagasti, que no da una a derechas; tampoco a izquierdas. Sólo sabe enredar, y no sólo el cabello.
Rajoy alcanzó el poder, y sigue callando. Pero el director de El País ha caído. El director de La Vanguardia ha caído. El director de El Mundo ha caído. Esperanza Aguirre ha caído. Francisco Camps ha caído. Rita Barberá se va cociendo a fuego lento, como su querido Camps. Si Rita no cae es porque de momento no le interesa a Rajoy, pero es seguro que se la llevan los demonios.
¡Ah!, también ha caído el intocable. Jorge Pujol se creía inmune e impune, todo a la vez. Tenía una bandera en la que envolverse. Y un arma secreta: si tiramos de la manta, todos nos haremos daño. Y esa arma los tenía a todos acojonados. Rajoy será mejor o peor estadista, pero es un profesional del poder, y si Pujol tira de la manta quizá ponga perdido a Aznar, otro que largaba contra Rajoy, acaso demuestre la verdad de Mas.
Duran Lleida, para pasmo de todos, dio la espantada y puede que ahora se ponga a las órdenes de Rajoy, por lo que pueda pasar.
Es posible que Junqueres esté aprendiendo a rezar el rosario y se esté encomendando a todos los santos, no vaya a ser que aparezcan informaciones que echen por tierra su chollo.
Quedan otros por en medio, cuya seguridad política depende de lo que inquieten a Rajoy.

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