martes, 2 de septiembre de 2014

Lo que soporta la Guardia Civil

Conviene hablar alguna vez de la Guardia Civil, dado lo meritorio de su labor en la que el riesgo supera con creces el sueldo y el reconocimiento que perciben sus integrantes.
Los Guardias Civiles arriesgan sus vidas continuamente, en beneficio de la sociedad, sin saber muchas veces dónde está el peligro. Baste pensar en quienes investigan el narcotráfico o la trata de blancas, actividades delictivas en las que suelen estar implicadas personas muy poderosas, que quizá reciban información instantánea del estado de las pesquisas que les afectan.
Arriesgan sus vidas a menudo y a veces las pierden, quizá en una acción humanitaria, acaso en un acto de servicio o en un atentado terrorista.
En las Provincias Vascongadas, en donde junto a personas que se ven obligadas a echar mano de sus recursos heroicos, para poder seguir considerándose personas, viven seres inmundos, sin entrañas ni vergüenza, los Guardias Civiles y sus familias son mal vistos y peor mirados. El tipo de vida que se ven obligados allí retrata a la sociedad en la que viven.
Es extraño que los curas de la región no se hayan percatado de este trato inhumano y lo hayan denunciado desde sus púlpitos. Tampoco dijeron nada esos obispos tan sensibles en cambio con las 'penurias' de De Juana cuando estaba en 'huelga de hambre'.
Hay un pueblo que se llama Alsasua en el unos animales cada año llevan a cabo su animalada que consiste en pedir que se vaya la Guardia Civil. Tengo escrito que la virtud del agradecimiento sólo la poseen los espíritus selectos. Los brutos ni se enteran cuando se les hace un favor.
Hay otra noticia buena que les afecta y es que varias asociaciones de la Guardia Civil se han negado a reunirse con Podemos, por la comprensible razón de que no ha condenado a ETA.



No hay comentarios: